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Recuperación Post-Covid. ¿Lastrada por… la cadena de suministro?

Tras la crisis del coronavirus del año 2020 y una caída del PIB mundial de 3,6%, el año 2021 apuntaba a ser el año de la gran recuperación, sin embargo, las previsiones han cambiado tras conocer los datos del segundo trimestre, la FED ha rebajado la previsión de crecimiento para EEUU, y aquí, el banco de España ha seguido el mismo camino.
Dada esta situación, deberíamos preguntarnos: ¿Qué está lastrando la recuperación? Y aunque la respuesta es muy compleja, hay quienes apuntan a que el problema está en las distorsiones que ha generado la pandemia en la cadena de suministro. ¿Pero es esto así?

Antecedentes:

Antes de la pandemia, el año 2019 fue el primer año desde la crisis de 2008/09 que el comercio mundial disminuyó, apenas un 0,1%, pero es un resultado que resalta en comparación con el 2% de crecimiento medio interanual reciente.

Este cambio de tendencia vino acuciado por la guerra comercial entre China y EEUU que se agravó en 2018, produciendo una caída en los precios de los combustibles fósiles, alimentos, etc.
Es por lo tanto importante entender que la pandemia llega en un momento de incertidumbre, en el último año de mandato de Donald Trump y con perspectivas de renovación, el proteccionismo estadounidense amenazaba con frenar el crecimiento.

Respuesta a la Pandemia:

Crisis económica:

La pandemia supuso un reto a nivel sanitario, pero también a nivel económico y financiero, la respuesta de los gobiernos y bancos centrales fue la compra de bonos de deuda pública y privada masivas junto a una bajada de tipos de interés que se situaban en apenas 2,5% antes de la crisis. Esto ha provocado en algo más de un año de intervención una inyección de 4 trillones de dólares y otros 4 trillones de euros a las economías.

Inflación:


Este endeudamiento sin precedentes por parte de los bancos centrales, las tasas al 0% de interés y tasas reales negativas han disparado el precio de los mercados financieros y commodities. En el siguiente gráfico se puede observar la subida de productos básicos alimentarios como el maíz, que se han revalorizado un 100% desde finales de 2019, o el cobre que ha visto duplicado su precio en el mercado internacional.

Por otro lado se puede observar como el SP500 ha obtenido hasta un 106% de retorno desde los mínimos de Marzo de 2020. Mientras que el DJI ha llegado al 96% de revalorización.

Este crecimiento de la masa monetaria y el aumento también por parte de los estados del m2 mediante estrategias como el helicóptero del dinero en EEUU, o los ERTE y otro tipo de ayudas en España y el resto de Europa han disparado la inflación a tasas desde el 3% al 5% desde el final de la pandemia.

Además, estos estímulos sin precedente de los bancos centrales a las economías no están produciendo un crecimiento significativo, debido a que la inflación y la escasez de diferentes materias primas, como los semiconductores, pero no solo ellos, están lastrando el crecimiento económico.

Problemas en la cadena de suministro:

El aumento de los precios de las materias primas generalizado, el impacto de la pandemia a nivel social, las restricciones sanitarias y el incremento del precio de la energía han disparado el coste del transporte en el comercio.

Aumento del precio de envío de contenedores desde China

El efecto social de la pandemia ha disparado el consumo online, que en el año 2020 aumentó un 46% a nivel global, mientras que específicamente en el sector de la alimentación el aumento fue del 79,6%. Esto ha disparado la demanda de transportistas y otros servicios relacionados con el e-commerce.

La falta de servicios de transporte ya está provocando problemas de desabastecimiento en diversas partes de Europa, y en especial en Reino Unido, donde según estimaciones oficiales se necesitarían 100.000 conductores más para suplir la demanda.

Entorno imprevisible:
La incertidumbre provocada por la pandemia ha frenado los acuerdos y proyectos de largo plazo de las empresas, pues la planificación de la demanda es más difícil de calcular y han aumentado los acuerdos de entregas de corto plazo, con el aumento de precios asociado.
Esta incertidumbre genera una falta de stock y una mayor rotación, lo cual tensiona los precios y el suministro.

A su vez la falta de suministro lastra la producción, en la siguiente gráfica se observa cómo se han disparado la escasez de materiales desde Junio de 2020.

Una recuperación desigual, reacciones desiguales:
La pandemia en su perfil puramente sanitario ya comienza a ser un problema secundario en occidente, pero en países como Vietnam o India siguen siendo un problema de primer orden, agravado por la variante Delta. Estos problemas están lastrando gran parte de la producción.

Además, en China, con su política 0 covid se han producido eventos sorprendentes como el reciente cierre del mayor puerto comercial del mundo Ningbo-Zhoushan por un caso positivo. El cierre durante dos semanas de una terminal del puerto limitó en un 25% la capacidad de envíos y multiplicó por 3 el coste de envío por contenedor.


El mundo mira a China:
China continúa siendo el corazón industrial del mundo, pero algunas cosas han cambiado.

El crecimiento anual de China se está ralentizando, y esto es así pese a los grandes esfuerzos del gigante asiático por seguir creciendo a base de crecimiento interno, mediante deuda, la cual asciende ya al 57% del PIB, lo que es 20 veces más que hace 20 años.


Este crecimiento basado en deuda está generando diversas burbujas en China, la más importante y que mantiene al mundo en vilo desde las últimas semanas (Evergrande) es la inmobiliaria. Aunque el fin de este artículo no es dar una visión amplia a este respecto, con una deuda mundial valorada en el 360% del PIB (pública + privada) y los tipos de interés reales negativos en gran parte del mundo, el impacto de una crisis de deuda catalizada por la explosión de la burbuja inmobiliaria China podría sumir al país y al mundo en una crisis similar o peor a la de 2008. A este respecto, la pregunta no es si sucederá, la pregunta es cuándo sucederá.


La globalización ya no es tendencia
La pandemia ha reforzado también los discursos proteccionistas y autárquicos. La escasez de productos sanitarios al inicio de la crisis sembró la duda en la globalización como motor de progreso. Esta crisis está poniendo en evidencia de alguna forma que los complejos flujos comerciales y financieros globales, al estar tan interconectados, se ven muy afectados los unos por los problemas de los otros. Además, cuando el control de una crisis depende de un agente externo, el estado se debilita, agravando las consecuencias iniciales de la misma.


Este cambio de discurso político y social introducirá durante la próxima década cambios en los modelos productivos impulsados por los estados, y en este sentido se pueden esperar problemas en la transición de modelo, así como conflictos geopolíticos.

Conclusiones:
La situación económica se ve amenazada por diferentes peligros, estancamiento económico, exceso de deuda pública y privada, insostenibilidad financiera de algunos sectores de la economía, aumento del precio de las materias primas y de la energía, un cambio de paradigma en la estructura comercial del estado, etc.
La cadena de suministro realmente existente ha demostrado ser un sistema muy interdependiente y poco resiliente, y aunque no es la fuente del problema económico actual, está presentado problemas y afectando a otras áreas. Está en nuestras manos implementar procesos y sistemas más adaptativos que, ante esta nueva realidad de consumo, puedan responder eficientemente a los desafíos actuales.

En el mundo que se acerca quien consiga adaptarse a los cambios culturales y de consumo más rápido saldrá vencedor, pero no todo está actualmente en manos del ingenio empresarial, sino de la política económica de los bancos centrales, que son los que sustentan actualmente los estados.

No podemos cambiar el mundo, pero si podemos cambiar nuestra forma de adaptarnos a él.